domingo, 30 de noviembre de 2014

MUCHAS VECES NECESITAMOS PERDONAR PARA SANAR Y SEGUIR ADELANTE

  • Las doce etapas del perdón auténtico

1. Decidir no vengarse y hacer que cesen los gestos ofensivos. Desde el principio has querido evitar la vía sin salida del resentimiento y la venganza. Por otro lado, no has querido dejar que el ofensor te hostigara más, has hecho cuanto has podido para que acabase toda injusticia o acto ofensivo hacia ti.
2. Reconocer la herida y la propia pobreza interior. No has temido sumergirte en lo más profundo de ti y palpar la profunda vergüenza provocada por las heridas de la infancia y de la edad adulta, y esto te ha permitido comenzar tu curación.
3. Compartir la herida con alguien. Has evitado sumirte en un aislamiento estéril; has compartido la carga de tu sufrimiento con una persona que ha sido tu confidente. Por eso has visto más claro en tu interior.
4. Identificar la pérdida para hacerle el duelo. Has logrado circunscribir la extensión de tu pérdida hasta poder nombrarla y hacerle el duelo.
5. Aceptar la propia cólera y el deseo de venganza. Has ido al encuentro de tu cólera y de tu deseo de venganza para acogerlos. Has visto en ellos fuerzas positivas dispuestas a salvaguardar tu integridad personal amenazada.
6. Perdonarse a sí mismo. Poco a poco, has ido aprendiendo a desarrollar tu autoestima con el fin de prepararte para perdonar.
7. Empezar a comprender al ofensor. Has tratado de comprender a tu ofensor; has dejado de verle con «malos ojos» para mirarle con ojos nuevos.
8. Encontrar el sentido de esa ofensa en la propia vida. Te has planteado el sentido positivo que ibas a dar a la herida de la ofensa.
9. Saberse digno de perdón y ya perdonado. Has dejado que tu corazón se enterneciera por el amor que los demás te han manifestado mediante sus perdones, y te has alimentado de ese sentimiento único e incomparable de sentirse digno de perdón y perdonado.
10. Dejar de obstinarse en perdonar. Has aprendido a distanciarte incluso de tu gesto de perdón. Has renunciado al deseo de creerte el único responsable del mismo y, de ese modo, has evitado buscar tu propia glorificación.
11. Abrirse a la gracia de perdonar. Has puesto en cuestión tu imagen de un dios justiciero para convertirte al Dios de ternura y misericordia, fuente imprescindible de inspiración y de fuerza para perdonar a tu vez.
12. Decidir acabar con la relación o renovarla. Finalmente, has decidido examinar tus relaciones futuras con tu ofensor. O has determinado dejarle partir, deseándole la mayor felicidad posible, o has establecido con él una nueva alianza.
(Jean Monbourquette, 1992: 173-174)

¿PERDONAR O NO PERDONAR? un texto corto sobre un tema de todos los días

  • UN PASO ADELANTE
  • Desenmascarar las falsas concepciones del perdón 
1. Perdonar no es olvidar.
2. Perdonar no significa negar.
3. Perdonar requiere más que un acto de voluntad.
4. Perdonar no puede ser una obligación.
5. Perdonar no significa sentirse como antes de la ofensa.
6. Perdonar no exige renunciar a nuestros derechos.
7. Perdonar al otro no significa disculparle.
8. Perdonar no es una demostración de superioridad moral.
9. Perdonar no significa traspasarle la responsabilidad a Dios.
 (Jean Monbourquette, 1992: 28-40)