domingo, 30 de noviembre de 2014

MUCHAS VECES NECESITAMOS PERDONAR PARA SANAR Y SEGUIR ADELANTE

  • Las doce etapas del perdón auténtico

1. Decidir no vengarse y hacer que cesen los gestos ofensivos. Desde el principio has querido evitar la vía sin salida del resentimiento y la venganza. Por otro lado, no has querido dejar que el ofensor te hostigara más, has hecho cuanto has podido para que acabase toda injusticia o acto ofensivo hacia ti.
2. Reconocer la herida y la propia pobreza interior. No has temido sumergirte en lo más profundo de ti y palpar la profunda vergüenza provocada por las heridas de la infancia y de la edad adulta, y esto te ha permitido comenzar tu curación.
3. Compartir la herida con alguien. Has evitado sumirte en un aislamiento estéril; has compartido la carga de tu sufrimiento con una persona que ha sido tu confidente. Por eso has visto más claro en tu interior.
4. Identificar la pérdida para hacerle el duelo. Has logrado circunscribir la extensión de tu pérdida hasta poder nombrarla y hacerle el duelo.
5. Aceptar la propia cólera y el deseo de venganza. Has ido al encuentro de tu cólera y de tu deseo de venganza para acogerlos. Has visto en ellos fuerzas positivas dispuestas a salvaguardar tu integridad personal amenazada.
6. Perdonarse a sí mismo. Poco a poco, has ido aprendiendo a desarrollar tu autoestima con el fin de prepararte para perdonar.
7. Empezar a comprender al ofensor. Has tratado de comprender a tu ofensor; has dejado de verle con «malos ojos» para mirarle con ojos nuevos.
8. Encontrar el sentido de esa ofensa en la propia vida. Te has planteado el sentido positivo que ibas a dar a la herida de la ofensa.
9. Saberse digno de perdón y ya perdonado. Has dejado que tu corazón se enterneciera por el amor que los demás te han manifestado mediante sus perdones, y te has alimentado de ese sentimiento único e incomparable de sentirse digno de perdón y perdonado.
10. Dejar de obstinarse en perdonar. Has aprendido a distanciarte incluso de tu gesto de perdón. Has renunciado al deseo de creerte el único responsable del mismo y, de ese modo, has evitado buscar tu propia glorificación.
11. Abrirse a la gracia de perdonar. Has puesto en cuestión tu imagen de un dios justiciero para convertirte al Dios de ternura y misericordia, fuente imprescindible de inspiración y de fuerza para perdonar a tu vez.
12. Decidir acabar con la relación o renovarla. Finalmente, has decidido examinar tus relaciones futuras con tu ofensor. O has determinado dejarle partir, deseándole la mayor felicidad posible, o has establecido con él una nueva alianza.
(Jean Monbourquette, 1992: 173-174)

¿PERDONAR O NO PERDONAR? un texto corto sobre un tema de todos los días

  • UN PASO ADELANTE
  • Desenmascarar las falsas concepciones del perdón 
1. Perdonar no es olvidar.
2. Perdonar no significa negar.
3. Perdonar requiere más que un acto de voluntad.
4. Perdonar no puede ser una obligación.
5. Perdonar no significa sentirse como antes de la ofensa.
6. Perdonar no exige renunciar a nuestros derechos.
7. Perdonar al otro no significa disculparle.
8. Perdonar no es una demostración de superioridad moral.
9. Perdonar no significa traspasarle la responsabilidad a Dios.
 (Jean Monbourquette, 1992: 28-40)

domingo, 26 de octubre de 2014

LA HISTORIA DE PEPE

LA HISTORIA DE PEPE

Pepe era el tipo de persona que te encantaría ser. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba como le iba, el respondía: “Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”. 

Era un gerente único porque tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante. 


La razón por la que las meseras seguían a Pepe era por su actitud. 


Él era un motivador natural: si un empleado tenía un mal día, Pepe estaba ahí para decirle al empleado como ver el lado positivo de la situación. 


Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a Pepe y le pregunte: 


No lo entiendo…. no es posible ser una persona positiva todo el tiempo 


¿Cómo lo haces?… 


Pepe respondió: 


“Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo: Pepe, tienes dos opciones hoy: puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor.” 


“Escojo estar de buen humor”. 


“Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello”. 


“Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de la vida”. 


Si, claro, pero no es tan fácil, protesté. 


“Si lo es”, dijo Pepe. “Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección”. 


“Tu eliges cómo reaccionas ante cada situación, tu eliges cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tu eliges estar de buen humor o mal humor”. 


“En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA”. 


Reflexioné en lo que Pepe me dijo… 


Poco tiempo después, deje la industria hotelera para iniciar mi propio negocio. Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Pepe, cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar contra ella. 


Varios años más tarde, me enteré que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio de restaurante, dejó la puerta de atrás abierta y una mañana fue asaltado por tres ladrones armados. 


Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano, temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. 


Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon. Con mucha suerte, Pepe fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Pepe fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo. Me encontré con Pepe seis meses después del accidente y cuando le pregunté como estaba, me respondió: 


“Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”. 


Le pregunté que pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó: “lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir”. 


“¿No sentiste miedo?” Le pregunté. Pepe continuó: 


“Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. 


Podía leer en sus ojos: “es hombre muerto.” Supe entonces que debía tomar una decisión. 


“¿Qué hiciste?” Pregunté. 


“Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo grité: – “Si, a las balas” – Mientras reían, les dije: “estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto”. 


Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud. Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente, la ACTITUD, al final, lo es todo.

http://nachess.wordpress.com/2008/08/24/la-historia-de-pepe/

SI ELEGISTE VIVIR COMO CRISTIANO, NUNCA MAS...

Nunca más confesaré “no puedo”, porqué “Todo lo puedo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:13)
Nunca más confesaré pobreza, porqué “Mi Dios suplirá todo lo que me falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19)
Nunca más confesaré temor, porqué “Dios no me ha dado el espíritu de cobardía, si no de poder, de amor, y de dominio propio”. (2 Timoteo 1:7)
Nunca más confesaré duda y falta de fe, porqué “Dios ha dado todas sus criaturas la medida de fe”. (Romanos 12:3)
Nunca más confesaré debilidad, porqué “Jehová es la fortaleza de mi vida”. (Salmo 27:1), y “El pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará”. (Daniel 12:32)
Nunca más confesaré que Satanás gobierna mi vida, “porqué Mayor es el que está en vosotros, que el ca másque está en el mundo”. (1 Juan 4:4) Nunca más confesaré derrota, “Dios siempre me lleva en Triunfo en Cristo Jesús”. (2 Corintios 2: 14) Nunca más confesaré falta de entendimiento porqué “Dios ha hecho también que Cristo sea nuestra sabiduría”. (1 Corintios 1:30)
Nunca más confesaré enfermedad, porque “por su llaga fui curado” (Isaías 53: 5), y Jesús “mismo tomó mis enfermedades y llevó mis dolencias” (Mateo 8:17)
Nunca más confesaré pesares y frustraciones, porque estoy.“echando toda mi ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de mí” (1 Pedro 5:7) con cristo estoy libre de preocupaciones.
Nunca más confesaré esclavitud, “porque el Señor es el espíritu; y donde está el espíritu del Señor allí hay Libertad” (2 Corintios 3:17). ¡Mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo!
Nunca más confesaré condenación, porque “no existe la condenación para aquellos que están en Cristo” (Romanos 8:1). Yo estoy en Cristo; por lo tanto, estoy Libre de Condenación.

Don Gossett, en "Lo que dices, recibes"

Es hora de olvidar el pasado y empezar algo nuevo

Es hora de olvidar el pasado

2 Timoteo 1:7

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.

Si tuviéramos la oportunidad de regresar al pasado y cambiar algunas decisiones que tomamos, o evitar decir algunas palabras que dijimos o evitar hacer cosas que hicimos, creo que muchos de nosotros no lo pensara dos veces.

Pero las cosas que se hicieron en el pasado, no lo puedes cambiar, pues lo hecho, hecho esta y si bien es cierto que muchas de esas cosas fueron errores garrafales, debemos de ser concientes que ahora en Cristo todas las cosas son hechas nuevas.

El tema es que muchas personas viven ancladas en el pasado, soñando como hubiera sido esto o aquello si yo hubiera actuado o decidido de esta manera. Y la verdad es que no podemos pasar soñando de “lo que hubiera sido”, pues eso jamás existirá, lo que es, es y lo que hubiese sido, jamás será, así de simple.

La voluntad de Dios no es que pasas pensando todo el tiempo en lo que hubiera sido, más aun cuando esos recuerdos están dañando continuamente tu vida a tal punto de que te están quitando la paz.

Muchos todavía sueñan y dicen: “como hubiera sido si me hubiera casado con tal persona”, otros dicen: “que hubiera pasado si hubiera estudiado tal carrera”, otros dicen: “que resultados hubiera tenido si hubiera tomado tal decisión”, y la verdad no esta nada mal analizar, pero de analizar a melancolizar hay una gran diferencia.

Tú no puedes pasarte tu vida actual pensando en “lo que hubiera sido”, pues eso no es y no será. Es hora de comenzar a cambiar todos esos sentimientos que lejos de bendecir nuestra vida pueden estar interfiriendo en nuestro presente y dañando nuestro corazón e inundando nuestra mente de pensamientos del pasado.

Para evitar eso, no hay una formula mágica, no hay una pastilla que lo haga, no existe una terapia humana que lo logre, si no que se trata de la DETERMINACION que tengas para querer pasar la hoja de esa historia.

Yo pudiera decirte que ores muchos, que ayunes todo lo que puedas, que hagas muchas vigilias o que te vayas un mes de retiro, pero mientras en ti no halla la determinación deOLVIDAR por completo tu pasado y PASAR LA HOJA de tu vida, no lo lograras.

Hay muchas personas que piensan que solo por orar y decirle a Dios que quite de su mente esto o aquello, ya desaparecerá, pero la verdad es que se necesita unaDETERMINACION TOTAL para comenzar el proceso de renovación en tu vida.

Cuando hablo de determinación es que la mayoría de nosotros le queremos dejar todo el trabajo a Dios, y no nos ponemos a pensara que nosotros debemos de poner nuestra parte. Por ejemplo: tú nunca olvidaras a una persona mientras sigas llamándole, rogándole y frecuentándolo, aun cuando este te dijo que se acabo todo.

Y es que la DETERMINACION es algo importante para lograr nuestros objetivos, pues mientras no exista una total claridad de lo que se quiere jamás se podrá lograr.

Es hora de entender de debemos pasar la hoja de nuestra vida, que las cosas que hicimos o dejamos de hacer en el pasado no pueden estar obstaculizando nuestro presente y peor aun nuestro futuro.

La voluntad de Dios no es que estemos llorando por algo que ya paso, ni muchos menos que nos pasemos lamentado de algo que no hicimos. Dios quiere que nos levantemos en esta hora, que entendamos que mientras no tengamos la determinación de pasar la hoja de esa historia no podremos ver todas las bendiciones que El nos quiere dar.

Amados hermanos, ya no es hora de estar llorando, quejándose o lamentándose por algo que no fue, es hora de ver hacia el frente y comprender que los planes de Dios para nuestra vida son HERMOSOS y PERFECTOS, y si las cosas no salieron como queríamos es porque El sabe que es lo mejor para nosotros.


Levántate y sonríe, porque lo que viene para ti es mas GRANDE de lo que un día te imaginaste que merecías, pues así es el Estilo de Dios.

Enrique Monterroza/ www.reflexionesydevocionales.blogspot.com

UN FUTURO LLENO DE BIENESTAR...


Buscando un verso de la Biblia para leer me encuentro directamente con el siguiente verso el cual he leído muchas veces pero es lo que Dios quiere que escriba este día, el verso es el siguiente:

“Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un futuro lleno de bienestar.”
Jeremías 29:11 TLA

miércoles, 15 de octubre de 2014

ENOJO, IRA, VIOLENCIA... ¿Qué nos está pasando?



¿Por qué tanto enojo, tanta ira, contienda, tanta violencia?

Vemos a diario como las cosas más simples nos hacen estallar, una palabra nos hace perder la cordura, un hecho que se puede arreglar con una disculpa muchas veces termina en tremenda disputa o en tragedia. Lo vemos a diario en los noticieros, en las calles, pocas sonrisas, poca amabilidad,, mucha tristeza, mucha agresión.
¿Por qué nos cuesta tanto hablar y pedir perdón?
¿Por qué agredimos a nuestro prójimo? ¿Por qué juzgamos tan duramente a los otros cuando cometen un error y cuando hacemos lo mismo lo minimizamos?
Aun en nuestro hogar con nuestros seres queridos, con actitudes de enojo los herimos, y después nos arrepentimos pero ya hemos hecho o dicho lo que no debíamos, llevamos los problemas del trabajo a casa y todo nos cae mal, miramos mal, contestamos peor y nos perdemos de disfrutar aquello tan hermoso que Dios nos dio, la familia.
Y no disfrutamos las horas de descanso, ni nada de lo bello y simple que tenemos, porque en las cosas simples está la felicidad; en lo pequeño, en lo cotidiano debemos encontrar la paz, paz interior, esa paz que no podemos perder a pesar de las circunstancias adversas, esa paz que Jesús nos prometió: "Mi paz les dejo, mi paz les doy, no como el mundo la da Yo la doy"
Pero ¿te diste cuenta que hoy ni siquiera hay paz teniendo todo? trabajo, salud, bienestar, una bella familia....El hombre tiene una guerra interior que no puede dominar, necesita el fruto del Espíritu, "DOMINIO PROPIO", aprender a dominar sus emociones!
¡Qué diferente seria el mundo si tuviéramos ese dominio!
¡Busquémoslo! alguien tiene que dar ese paso inicial y contagiar a los demás!
¿Te atrevés a hacerlo a partir de hoy? Parece fantasioso, pero si cambiamos de actitud , el mundo puede cambiar.
Alicia Beatriz Roncoroni de Zabala
alibeza49@hotmail.com

lunes, 25 de agosto de 2014

JOSE PLESCIA: LA HISTORIA DE SUSANA

José Plescia en Deseado Revista, FM DESIRE, Puerto Deseado. La historia de Susana nos demuestra que para Dios no hay nada imposible y que todos tenemos una nueva oportunidad si queremos empezar una vida nueva.



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domingo, 24 de agosto de 2014

UN POEMA PARA ENCONTRAR A DIOS

Señor, yo nunca me acerqué a tu lado
con mi pena y dolor,
sin que dijeras a mi alma atribulada una palabra,
una de tus palabras dulces, buenas..

Tú nunca permitiste que si vine con ojos tristes,
triste yo me fuera,
Algo siempre tú hiciste por mi pena.

Cuando yo conversé contigo a solas
diciéndote mis íntimas dolencias,
tú nunca te cansaste,
y siempre oíste las palabras azules de mis quejas..

Fuiste más que un hermano en mis dolores,
y más que un amigo fuiste en mis problemas;
siempre, siempre, poniendo en mis ensueños
una canción, un lirio, una estrella.

Señor, por eso es que te busco tanto,
y tanto mis plegarias a ti vuelan,
porque sin ti el sendero es triste y solo,
e imposible sin tí, la vida entera...

VUELVE A EMPEZAR

Aunque sientas el cansancio;
aunque el triunfo te abandone;
aunque un error te lastime;
aunque un negocio se quiebre;
aunque una traición te hiera;
aunque una ilusión se apague;
aunque el dolor queme los ojos;
aunque ignoren tus esfuerzos;
aunque la ingratitud sea la paga;
aunque la incomprensión corte tu risa;
aunque todo parezca nada;
¡VUELVE A EMPEZAR!
Cecilia Prezioso

¿QUE DICEN NUESTRAS PALABRAS?


Bendecir es hablar bien de……..
Maldecir es hablar mal de………..

Cuantas veces proferimos palabras sin pensar lo que decimos, momentos que estamos enojados y hasta llegamos a desear la muerte de aquellos a quien amamos, cuando nuestros hijos se equivocan o hacen lo que no nos agrada, en vez de corregirlos con amor, nuestras palabras son: inútil, vago, ladrón, mentiroso, no servís para nada, sos un burro, etc,etc, etc.
Palabras de maldición, que atan, que dañan, palabras que no podemos borrar porque ya han sido lanzadas como dardos, y muchas veces han matado, sueños, ilusiones que se han truncado por haber recibido esas palabras, palabras que sembraron amargura, dolor, resentimiento.
Dice Santiago “La lengua es un miembro pequeño, que se jacta de grandes cosa, he aquí,! cuán grande bosque enciende un pequeño fuego”, tremendo y tan cierto, con la misma boca que bendecimos a Dios, maldecimos a los hombres, Esto no debe ser así! No puede de una misma fuente salir agua dulce y agua amarga, no podemos decirle a nuestros hijos que los amamos, después de maldecirlos con palabras hirientes, nuestras palabras deben dar VIDA, SANAR, transformar todo para bien. No es tan difícil, no es imposible, solo debemos detenernos y pensar cada palabra que vamos a decir, si estamos muy enojados callemos, no digamos cosas de las cuales después nos vamos a arrepentir, recorda siempre que las palabras que salieron de nuestra boca ya no pueden volver atrás, ayer leí algo que te dejo como enseñanza “El hombre sabio piensa todo lo que dice, pero no dice todo lo que piensa”.
Pidamos a Dios la sabiduría para hablar lo que debemos habar y dominio propio para hacerlo en el momento adecuado. Mateó cap.12:36 dice que “de toda palabra ociosa que sale de nuestra boca, vamos a dar cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado.En nuestra vida cotidiana y a pesar de las adversidades, sembremos esperanza, optimismo, y esto no significa que no seamos realistas simplemente reconocer que nuestra visión y nuestras palabras pueden generar un nuevo y mejor ambiente que todos estamos necesitando.  Por eso detente, piensa, ¿Qué dicen tus palabras?.
Que Dios te bendiga y te guie cada dia a hacer su voluntad.

Alicia Beatriz Roncoroni de Zabala
alibeza49@hotmail.com

sábado, 14 de junio de 2014

AMARGADOS

por Dante Gebel (22-mar-2014)

Nunca dejan de sorprenderme aquellas personas que nunca sembraron nada y pretenden cosechar algo. Cuando tuvieron la oportunidad de sembrar camaradería, cariño, palabras de aliento, afecto y contención; solo sembraron mala onda, celos, envidias solapadas, agresividad, crítica y ceño fruncido.
Es la gente que paga el alto precio de vivir angustiado y enojado con todo el mundo. Así como hay enfermedades que destruyen el sistema inmunológico físico, la amargura les destruye el sistema inmunológico espiritual. Tarde o temprano, morirán espiritualmente, aunque de la noche a la mañana quieran disimularlo con una sonrisa plástica y artificial.

Es que la amargura y la falta de perdón es como tomarse el veneno y esperar que las demás personas se mueran. Ese veneno está en su propio organismo, no en el que los ofendió. Las ofensas son sustancias nocivas, tóxicas. Una maleta cargada de amargura los llevará mas lejos de lo que querían ir, los mantendrá lejos de Dios mas tiempo de lo que planearon quedarse, y les costará mas de lo que planearon pagar.

Recuerda que tienes una sola oportunidad de sembrar algo positivo para dejar un buen recuerdo en un tu paso por la vida. De otro modo, cuando te vayas solo sentirán alivio y te recordarán como un trago amargo que nadie quiere volver a beber.

ENRIQUE CHAIJ/ TODAVIA EXISTE ESPERANZA


Una persona sin esperanza es alguien sin sueños, sin ideales, sin optimismo, sin porvenir. Cuando no hay esperanza, la desesperanza ocupa su lugar. Aparece entonces el espirítu derrotista y sobreviene el fracaso.
La persona con esperanza tiene una mente positiva y optimista. Cree en el triunfo del bien sobre el mal. No desfallece en la lucha, se levanta cuando cae,confia en la dirección divina y conserva la alegría de vivir.
La verdadera esperanza nos ayuda a resolver nuestros problemas y nos anticipa el amanecer de un día mejor, cuando cesarán las angustias humanas y habrá bienestar completo para todos. 

Nos conviene creer en lo sobrenatural

Gen. 6
El capítulo 6 del libro de Génesis habla de un desafío tremendo de fe que Dios le hizo a Noé. El Señor le pidió que hiciera cosas locas, porque era una locura hacer un arca, para cuando venga el diluvio, si ni siquiera en esa época llovía, sino que un rocío regaba la tierra; y Noé creyó en lo sobrenatural, se activó en fe en lo sobrenatural, invirtió tiempo para construir el arca; según las medidas del arca, era un transatlántico, algo casi imposible para construir; pero Noé le creyó a Dios, y cuando vos creés en Dios, creés en lo sobrenatural, te movés en fe en lo sobrenatural, cualquier cosa, por más difícil, por más loca, por más imposible que parezca, Dios la hará realidad!!!. Y hoy el Señor nos desafía, como desafió a Noé; El nos desafía a que le creamos, a que confiemos en El, a que creamos en lo sobrenatural; especialmente en ésa área de nuestra vida donde necesitamos un milagro; es tiempo de Activar la Ley del Acuerdo Mutuo, la de Mateo 18:19, y todo lo que pidamos al Padre, El nos lo dará!!!. En lo natural las cosas pueden ser difíciles de conseguir, imposibles de solucionar, pero si te tomás de la mano de Cristo, El te llevará de victoria en victoria, y de triunfo en triunfo!!!. Vamos celebra el triunfo, celebrá la victoria que el Señor te concede; porque con Dios, todo es posible y más!!!
El Señor nos desafía a creer en lo sobrenatural, y esto no es negación; el Señor no te está pidiendo que niegues nada, El te está pidiendo que le creas en todo.
Cuando vos entrás en la dimensión de lo sobrenatural, abrís la puerta a lo milagroso, y comenzás a llamar las cosas que no son como si fueran, y eso es fe; la certeza de lo que esperás, la convicción de lo que no ves; porque vos estás poniendo tus ojos en Jesucristo, el autor y consumador de la fe!!!
En cualquier área de tu vida, mi hermano, mi hermana, vas a experimentar milagros maravillosos; prepárate porque en estos últimos cinco meses del año vamos a experimentar los milagros más asombrosos, en la salud, en la familia, en lo económico, en lo sentimental.
Dios nos desafía a que le creamos, y nosotros determinamos tiempo de fe en lo sobrenatural!!!. Elegimos creerle a Dios!!!; ponemos toda duda, toda incredulidad bajo nuestros pies!!!. Si Noé le creyó a Dios, yo también le voy a creer, y si le creo, recibo, recibo salud, recibo liberación, recibo bendición sentimental, unidad familiar, prosperidad!!!. Esto es un decreto apostólico y profético y todos decimos: Hecho, Hecho, Hecho está!!!

FUENTE: www.pastorgimenez..com

domingo, 25 de mayo de 2014

CUANDO EL DIVORCIO ES INEVITABLE... ALGO QUEDA POR HACER

Para muchos divorciados es demasiado tarde, el árbol ha sido derribado, pero debemos pelear por salvar la semilla!
Tal vez no pudiste salvar la relación matrimonial, pero por lo menos salva a tus hijos. Ellos no merecen convertirse en las víctimas inocentes de una guerra. Si permites que se pierdan los retoños, todos estos años habrán sido en vano. Tanto dolor no tendrá sentido. Si el sueño del “príncipe y la princesa” se hizo añicos, esfuérzate por salvar la profecía. Tus hijos son una profecía; ellos hablan de tu futuro. Es posible un buena semilla de un árbol muerto.

Dante Gebel

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PALABRAS DE UN PADRE DE FAMILIA: LES HICE UN REGALO A MIS HIJOS...

“Les hice un regalo a mis hijos: Mi regalo es calidez en el hogar, sábados felices, risas y abrazos. Pero como les doy ese regalo?
Un tesoro así no se puede comprar en ningún negocio, así que así es como voy a dárselo: El regalo es una promesa, la promesa que siempre voy a amar a tu madre. Nunca la abandonaré. Nunca llegarás a casa y descubrirás que me fui. Nunca despertarás y descubrirás que huí. Siempre nos tendrás a los dos. Amaré a tu madre, la honraré. Cuidaré de ella. Este es mi regalo”

Dante Gebel

MAS TEXTOS DE DANTE GEBEL SOBRE LA FAMILIA

¿SOMOS INSTRUMENTOS DE PAZ?

¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.

San Francisco de Asís

miércoles, 30 de abril de 2014

ECHA AL BURLON Y SE TERMINA LA PELEA Y LAS INJURIAS...

6. Muéstrale al niño el camino que debe seguir, y se mantendrá en él aun en la vejez.
7. El rico domina al pobre, el deudor está a merced de su acreedor.
8. Quien siembra injusticia cosechará la desgracia, el poder de los violentos se romperá.
9. El hombre compasivo será bendito: supo compartir su pan con el pobre.
10. Echa al burlón y se acabará la disputa; se calmarán las peleas y las injurias.

LIBRO DE LOS PROVERBIOS, EN LA BIBLIA...

un libro para profundizar, leer y meterse de lleno en la Biblia

EL CIELO... ¿QUE HAY DEL OTRO LADO?

Guía de Viaje al Cielo / Anthony DeStefano/ Editorial Grijalbo

Primer capítulo

Cuando se le pregunta a la gente cómo cree que será el cielo, la mayoría tiene dificultades para dar una respuesta clara. En lugar de contestar con firmeza, tantean con una serie de adjetivos, entre los que casi siempre aparecen palabras como "nublado", "brumoso", "blanco" y "de ensueño". Otras personas dicen que se imaginan el cielo inundado de "una luz increíblemente intensa". Cualquiera que sea la imagen que se tiene del cielo, lo más probable es que una de las palabras que se nos pase por la cabeza sea "espiritual".

Cuando nos decidimos a describir el cielo de una forma material, normalmente pensamos en ángeles o santos con túnicas blancas y coros al fondo. La única actividad que imaginamos que esos extraños seres desarrollan es la continua adoración de un Dios invisible, tan nebuloso e indefinido como el cielo mismo. ¡No es de extrañar que nadie tenga muchas ganas de viajar a semejante sitio!

Pues bien; lo primero que hemos de hacer antes de iniciar el viaje es quitarnos de la cabeza lo de las túnicas y los coros. Muchos de nosotros tenemos una idea tan errónea del cielo que no limita nuestra capacidad para imaginarlo, por no hablar de nuestro deseo de ir allí. En parte se debe a que la industria del espectáculo nos ha programado para concebir el cielo tal como aparece en las tiras cómicas, con nubes, arpas, aureolas de santos y demás. Pero los verdaderos culpables son los poetas que llevan siglos intentando expresar la alegría, el éxtasis y la felicidad del cielo con múltiples imágenes "etéreas". Si bien estas imágenes están destinadas a elevar nuestras almas y a permitirnos vislumbrar la naturaleza trascendente del cielo, muchas veces producen el efecto contrario y nos dejan desinflados, apáticos y aburridos.
 
Que conste que no menosprecio a los poetas. Estos simplemente han intentado con el cielo lo que hacen con todo lo demás: reducirlo a la verdad elemental. Pero en esta época cínica, escéptica y práctica que nos ha tocado vivir, no necesariamente queremos la verdad elemental. Ya sabemos que el cielo es el "paraíso" y que vamos a experimentar el "júbilo absoluto" cuando lleguemos allí. ¡Lo que necesitamos, y a toda costa, es conocer lo concreto! Queremos saber cómo va a ser allí la felicidad.
¿Quieres entender el cielo como nunca en toda tu vida? ¿Quieres vivir una verdadera experiencia del cielo, ahora mismo? Puedes conseguirlo, sin pasar al siguiente capítulo, simplemente con un pequeño experimento.
 
Arruga un extremo de la página que estás leyendo. Después, aferra con la mano la silla en la que estás sentado y apriétala, nota su dureza. Aspira una profunda bocanada de aire, dejando que se te llenen los pulmones. Percibe los olores de la habitación en la que estás. Por último, mira a tu alrededor y fíjate en los diversos colores y formas de los objetos.
 
Voy a contarte un secreto: el cielo será así. El cielo tiene un carácter físico.
 
Espero que nadie me interprete mal. El cielo no es solo eso. El cielo es completa y sorprendentemente distinto de la habitación en la que te encuentras. En otro caso, casi no merecería la pena hacer el viaje, pero hay que empezar por lo más básico. Antes de adentrarnos en los aspectos fascinantes y trascendentes de ese lugar, debemos comprender, de una vez por todas, una verdad fundamental: que el núcleo mismo del cielo no es solo espiritual, sino también material.
 
Si algo nos han enseñado las religiones monoteístas -el judaísmo, el cristianismo y el islam- es que Dios es un Dios de crea-ción,1 a quien le encanta hacer cosas. Desde el principio mismo de la Biblia hasta el final, Dios no para de crear toda clase de maravillas: galaxias, estrellas, planetas, océanos, montañas, bosques, animales, seres humanos, etcétera. Él lo ha creado todo, y constantemente pone esas cosas al servicio de sus designios. Raramente hace aparecer algo de la nada con un simple chasquear de dedos. Por lo general emplea una de sus creaciones para producir el cambio o el efecto que desea o, por decirlo de otra manera, suele valerse de medios físicos para hacer lo que quiere.
 
Vamos a ver. ¿Quién puede creerse que Dios vaya a renunciar a su amor por la creación y su amor por lo físico simplemente porque este pequeño mundo nuestro toque a su fin? ¿Quién va a creerse, después de todo lo que ha hecho en el transcurso de la historia, que convertirá el cielo en una ensoñación nebulosa? Imposible. No es su forma de actuar, ni lo que nos enseñan la Biblia y el cristianismo.
 
Si bien los teólogos cristianos han empleado con largueza el lenguaje poético para exponer los aspectos espirituales del cielo, también han insistido, en el transcurso de dos milenios, en sus características físicas. Al igual que cualquier escala exótica de la tierra, el cielo tendrá su propio clima, su paisaje y su población. El propio Jesucristo recurrió a unas imágenes muy físicas para describir el cielo. Decía, por ejemplo, que en la "casa" de su Padre hay muchas "mansiones", y que allí iba a preparar un "sitio" para nosotros. En el libro del Apocalipsis se vuelve a insistir en ese punto. Aunque en la descripción bíblica del cielo se emplean profusamente tanto imágenes literales como simbólicas -calles doradas, columnas de perlas y muros adornados con joyas-, no cabe duda de que es un lugar tangible, visible, constituido por edificios y materiales también visibles, con dimensiones y distancias reales.
 
Por alguna razón, no es una verdad muy extendida entre la gente; sin embargo, es fundamental que todos la comprendamos. Aunque no sacarais nada más en claro de este libro, bastaría con que entendierais esta creencia cristiana: el cielo es una realidad espiritual, pero también es un lugar real y físico. De una forma un tanto misteriosa, podremos tocarlo, sentirlo, oírlo y olerlo. Eso significa que la vida que llevaremos allí -a pesar de su carácter trascendental, espiritual-, se parecerá a la vida que llevamos aquí mucho más de lo que se imagina la mayoría de las personas.
Pero ¿qué ocurre con mi tío, que falleció el año pasado? ¿Y con mis abuelos, que murieron cuando yo era pequeño? ¿Y con todas las buenas gentes que murieron a lo largo de la historia del mundo? ¿Están experimentando el cielo como un lugar físico en este mismo momento?
 
La respuesta es no; todavía no. Y antes de continuar, es muy importante explicar por qué.
 
La palabra "cielo" se emplea fundamentalmente de dos maneras. Cuando muere un ser querido solemos decir que esperamos que esa persona "haya ido al cielo". Y, por supuesto, puede ser verdad. El cielo no es solo un lugar para el futuro, sino que ya existe. Con la palabra "cielo" definimos el lugar que habita Dios en este mismo momento. Si Dios consideró dignos de entrar en el paraíso a los familiares y amigos fallecidos, podemos decir con toda tranquilidad que están en el cielo. Mientras lees estas palabras, tu abuela, tu padre, tu tía o cualquier otro ser querido que haya muerto puede estar experimentando la felicidad increíble, extática, de vivir con Dios. Pero si bien esto es cierto en el sentido más profundo, también lo es -como dijeron san Agustín, santo Tomás de Aquino y todos los grandes teólogos que tratan la muerte- que aún no están experimentando el cielo en toda su plenitud.
 
Eso se debe a que los seres humanos constamos de cuerpo y alma. Cuando morimos se separan, temporalmente. El cristianismo siempre nos ha enseñado que el día del Juicio Final -cuando llegue el fin del mundo- todos los que han muerto resucitarán, como Jesucristo. En ese momento cuerpo y alma volverán a unirse, para no separarse jamás; pero antes de que eso ocurra habrá un período de espera, hasta que recuperemos el cuerpo. Durante esa fase intermedia no podremos disfrutar de todos los placeres del cielo. Como ya hemos apuntado, la razón es que, en última instancia, el cielo será físico y espiritual, y se necesita un cuerpo físico para disfrutar de un entorno físico. Podríamos comparar el cielo con un hotel de cinco estrellas. Después de la muerte podremos alojarnos en una bonita suite y disfrutar de múltiples servicios que contribuirán a que nuestra estancia allí resulte maravillosa; pero más adelante -cuando volvamos a estar enteros- nos invitarán a ocupar un ático precioso, y podremos experimentar todos los nuevos placeres sensoriales que nos ofrecerán ese gran hotel y todas sus instalaciones.
 
Por desgracia, hemos de esperar a la resurrección para que tenga lugar esa "reunión" de cuerpo y espíritu. ¿Cuánto durará la espera? Solo Dios conoce la respuesta. Puede durar siglos u horas. Tampoco podemos adivinar cómo nos sentiremos durante esa espera. Una vez que el alma se separe del cuerpo, nos encontraremos fuera del tiempo y del espacio. Si, por ejemplo, tu madre murió hace cincuenta años, no hay forma de saber si su alma ha experimentado el paso del tiempo del mismo modo que tú. ¿Quién puede saber si cincuenta años de "tiempo terrenal" se experimentan como cincuenta años de "tiempo celestial"? A lo mejor resulta mucho más corto. Como dijo san Pedro, con Dios "un día es como mil años, y mil años como un día".
 
Y sin embargo, no cabe duda de que a muchas personas les da miedo ese período intermedio. Sí, puede resultar terrible si  imaginamos la muerte solo como oscuridad y silencio. A veces se nos olvida que tenemos algo con lo que comparar la experiencia.
Todo el mundo sabe qué se siente cuando uno se separa del cuerpo, porque todo el mundo sabe lo que es soñar.
Reflexionemos un momento. Sabemos que cuando estamos profundamente dormidos, inmóviles, mentalmente podemos encontrarnos a miles de kilómetros, navegando en un barco, flotando en el aire, riéndonos con los amigos, pasándolo estupendamente. A veces, justo antes de despertar, quizá nos demos cuenta de que estamos soñando. Quizá seamos conscientes de que estamos en la cama y de que lo que estamos viendo como si fuera real forma parte de un mundo de fantasía.
Y pese a saberlo, los colores que vemos son igualmente vivos, los sonidos que oímos igualmente claros, y las emociones que sentimos igualmente auténticas. Y lo mejor de todo es que las personas que viven en el sueño somos realmente nosotros.
 
A veces, estos delirios nocturnos resultan tan placenteros que nos llevamos una terrible decepción cuando el despertador nos devuelve bruscamente a la realidad... y a nuestro cuerpo. Todos nos hemos llevado ese chasco en alguna ocasión. Lo que no debemos olvidar es que cuando eso ocurre, somos testigos de la posibilidad de experimentar sensaciones "corporalmente" sin necesidad de movernos ni abrir los ojos.
 
Por el mismo motivo no deberíamos preocuparnos por el tiempo que nuestro cuerpo y nuestra alma permanecerán separados. El mismo Dios que nos ha concedido el poder de ver, oír y sentir cosas mientras dormimos nos concederá el poder de "sentir" cosas mientras esperamos la resurrección.
 
Se puede disfrutar de una inmensa felicidad incluso antes de recuperar el cuerpo, empezando por estar con Dios y con el espíritu de nuestros amigos y familiares fallecidos. Por eso sé que a mi querida abuela -cuya alma está sin duda en el cielo, pero cuyo cuerpo lleva enterrado cuatro décadas- le va bien. Sé que está en buena compañía, y lo pasa muy bien con su padre, su madre y sus hermanos, que puede verme y también apreciar cómo me va en la vida, y que disfruta de todos los dones, gracias y placeres que Dios ha concedido a su espíritu.
 
Debido al objetivo que persigue este libro, no vamos sin embargo a ahondar demasiado en la naturaleza de esos goces extracorporales, ni a adentrarnos en discusiones sobre la existencia del purgatorio, objeto de profundas discrepancias entre las distintas confesiones cristianas desde hace siglos. Sin despreciar la importancia de tales diferencias doctrinales, quisiera aclarar este punto: el cielo al que viajaremos en las siguientes páginas es nuestro final de trayecto, el cielo del que disfrutaremos después del Juicio Final, el cielo que experimentaremos corporalmente, el cielo en cuya existencia creen todas las confesiones cristianas, el cielo al que, si Dios quiere, se nos permitirá ir algún día, cuando llegue el fin del mundo.
 
Si ese cielo está incluido en tus planes de viaje, no perdamos más tiempo. Los auxiliares de vuelo han cerrado las puertas de la cabina y la torre de control ha dado autorización para el despegue.