sábado, 6 de junio de 2015

GENTE QUE COBRA DOBLE SUELDO

Todos necesitamos dinero para comprar lo que nos permite vivir, alimentarnos, estudiar, viajar, acceder a los bienes materiales indispensables.
Todos trabajamos por el dinero.
Pero es un placer único ver al docente que se alegra por cada pequeño logro de sus alumnos, al médico o terapeuta que celebra el avance o la curación de un paciente, al político que disfruta cuando ve a su pueblo viviendo un poco mejor, al vendedor que se pone contento con la venta pero también con la cara de satisfacción del cliente que encontró algo que le gusta, al predicador que encuentra felicidad en la llegada de su palabra a los corazones de la gente, al periodista que antepone el bien común a sus intereses y su ego, al mozo o cocinero del restaurante que espía a los clientes y los ve saboreando esa comida, al boletero y al chofer que vive la alegría del pasajero que está a punto de subir a ese ómnibus, al panadero que hoy piensa en la familia que mañana va a disfrutar sus buenos productos...
Además, esa gente que disfruta la alegría del otro es como si cobrara un sueldo doble todos los meses.

Mario dos Santos Lopes

CUANDO VAYAN MAL LAS COSAS...

Cuando vayan mal las cosas 
como a veces suelen ir,
cuando ofrezca tu camino
solo cuestas que subir,
cuando tengas poco hacer,
pero mucho que pagar, 
y precises sonreir 
aún teniendo que llorar;
cuando ya el Dolor
te agobie y no puedas ya sufrir; 
descansar acaso debes
pero nunca desistir.

Tras la sombra de la duda
ya plateada ya sombría,
da pues seguir al triunfo
no al fracaso que temías,
y no es dable a tu ignorancia
figurarse cuan cercano puede estar
el bien que anhelas;
y que juzgas tan lejano.

Lucha pues, por más que tengas
en la brega que sufrir.
Cuando todo esta peor,
más debemos insistir !

--Rudyard Kipling--

GRATITUD... un poema para leer en los momentos difíciles


Señor, yo nunca me acerqué a tu lado
con mi pena y dolor, sin que dijeras
a mi alma atribulada una palabra,
una de tus palabras dulces, buenas...

Tú nunca permitiste que si vine
con ojos tristes, triste yo me fuera.
Algo siempre tú hiciste por mi herida,
algo siempre tú hiciste por mi pena.

Cuando yo conversé contigo a solas
diciéndote mis íntimas dolencias
tú nunca te cansaste, y siempre oíste
las palabras azules de mis quejas...

Fuiste más que un hermano en mis dolores,
y más que amigo, fuiste en mis problemas;
siempre, siempre, poniendo en mis ensueños
una canción, un lirio y una estrella...

Señor, por eso es que te busco tanto,
y tanto mis plegarias a ti vuelan,
porque sin ti el sendero es triste y solo,
e imposible sin ti, la vida entera...

José A. Franquiz