domingo, 19 de julio de 2015

AMISTAD, QUIZAS SEA ESO.... feliz día del amigo!

Me considero como uno de tus mejores amigos y hasta pienso que la reciprocidad es verdadera por todo lo que has hecho, por lo que has llorado y sonreído por mí. Pero, no tengo derecho de exigir que confíes ciegamente en mí, no tengo derecho a saberlo todo respecto de tí, a robar tu tiempo, interferir en tus caminos, hacer chantaje a tu bondad, exigir que llores reclinado en mis hombros, que corras en dirección a mí. 

No tengo derecho de reclamar las verdades que no me dijiste, ni las mentiras que proferiste, ni los secretos que ocultaste. Ser tu amigo no me da derecho alguno sobre tu conciencia. Al contrario: ser tu amigo implica única y exclusivamente querer tu bien, porque bien te quiero. Solamente eso. Te llamaré la atención respecto a ciertos peligros, estaré allá cuando te equivoques o aciertes; estaré ansioso cuando experimentes algún dolor intenso; estaré inquieto cuando sepa que vas bien; sonreiré con alegría cuando sepa que eres feliz. Para mí no quiero nada. Ni siquiera el consuelo de saber que soy o no tu mejor amigo, lo que dices o no dices; si sientes o no sientes que soy la persona mejor que ha pasado por tu vida.  

Qué es lo que espero y deseo? Lo que espero y deseo es que nunca te canses de mi amistad, que jamás te enojes por saber que alguien se preocupa de ti, que nunca digas: "allá viene otra vez ese tonto". Lo que espero y sueño es que, si un día necesitas un par de oídos, busques los míos; si cualquier dolor te aflige tengas el valor, sin miedo alguno, de encontrarme cansado, amargado o vacío, de llegarte a mí y decirme que necesitas de alguien como yo, que no quieres nada fuera de tu paz interior. 

 Lo que realmente quiero es que entiendas que no te quiero para mi sino tan solo para ti; no te quiero con exclusividad sino con ternura fraterna y sincera; y que entiendas que, si fuera necesario, daría mi vida por ti. Y si las circunstancias lo exigieran, desaparecería de tu vida para que mi recuerdo o mi presencia jamás te impidieran ser feliz.  No. No necesito de ti, pero por ser tu amigo quiero aclararte que puedo vivir sin ti, pero con tu amistad sé que crecería mucho más. Finalmente, quiero que sepas la mayor de las razones por las cuales he sido tu amigo de todas las horas: Sin saber, me has elevado muy alto, muy cerca de Dios, cuantas veces he mirado mis ojos y tus ojos, he descubierto que de mí no quieres sino que sea una presencia amiga en tus alegrías en tus lágrimas. Fue el día en que descubrí que me quieres pero que no te hago falta, ni te agarras de mí como a una tabla de salvación; fue aquel día en que sentí la victoria de ser amigo.  

Todo lo que quise y quiero es conquistarte para devolverte tu propia tranquilidad. De ti sólo deseo guardar un recuerdo: Las muchas veces que vi cómo tenías a Dios dentro de tu rabia contenida y tu corazón generoso y empapado en lágrimas. Tu me enseñaste mucho más de lo que crees. Pienso que permaneciste libre a pesar de tanto que me has oído, y sé que jamás me esclavizaste. Si eso no es amistad, entonces no soy tu amigo. Si todo eso es amistad, de las más puras, entonces estamos en paz.  Creciste en Dios a tu modo y yo crecí a mi manera. Tal vez eso sea amistad!


Tomado del del libro Amistad, quizás sea eso. (P. Zezinho, Ed. Paulinas)