Para muchos divorciados es demasiado tarde, el árbol ha sido derribado, pero debemos pelear por salvar la semilla!
Tal
vez no pudiste salvar la relación matrimonial, pero por lo menos salva a
tus hijos. Ellos no merecen convertirse en las víctimas inocentes de
una guerra. Si permites que se pierdan los retoños, todos estos años
habrán sido en vano. Tanto dolor no tendrá sentido. Si el sueño del
“príncipe y la princesa” se hizo añicos, esfuérzate por salvar la
profecía. Tus hijos son una profecía; ellos hablan de tu futuro. Es
posible un buena semilla de un árbol muerto.
Dante Gebel
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